Luz Calleja de Castro es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca en la especialidad de escultura, y Maestra de Taller de Fotografía y Procesos de Reproducción Gráfica. Se dedica a la docencia desde 1988. Actualmente es profesora titular de Fotografía en la Escuela de Arte y Superior de Diseño de Burgos. En colaboración con la Milonga del 27, estrena éste mes su primer proyecto de tango: Pies de Tango. La colección fotográfica retrata momentos de nuestra milonga en el Espolón de junio 2012, una milonga del calle sobre las notas de los Concertango, que con un estilo exquisito tocaban desde el templete. Preguntamos a Luz sensaciones de su primera experiencia milonguera …
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“Entre las muchas maneras de combatir la nada, una de las mejores es sacar fotografías, actividad que debería enseñarse tempranamente a los niños, pues exige disciplina, educación estética, buen ojo y dedos seguros.
(Las babas del diablo – Julio Cortázar)
¿Qué es lo que crea una relación tan estrecha entre tango y fotografía?
Actualmente la Boca del Riachuelo, en Buenos Aires, sigue siendo fotogénica, por el colorido “chillón” de sus casas y tristemente, por la basura y la contaminación. Borges nos habla de las virtudes fotográficas de la Boca del Riachuelo, el cine divulgará la historia de los orígenes del tango en su versión más sentimental, nacido en el suburbio y en los conventillos. Es tal vez esa difusión fotográfica y cinematográfica temprana del tango, en blanco y negro, la que extenderá algunos estereotipos, que en muchos casos siguen vigentes. Hombres pendencieros y viriles, mujeres perdularias de mala vida. Sus maneras de vestir, su gestualidad sensual y sexual, los roles de dominación y de docilidad, la mujer con sus medias de rejilla, sus zapatos de tacón, sus faldas que dejan ver las piernas. El negro y el rojo. La noche y la pasión, la noche y la sangre. Melancolía y búsqueda, encuentro y desencuentro. Pasión, dolor, desgarro, metáforas del amor. Soledad y locura, ambigüedad. La muerte. La atracción visual del tango resultó magnetizadora. Y en el tango tan argentino, se estremece, en el lamento y el dolor, el espíritu italiano … La música de una tristeza que se saborea, aunque el tema sea alegre, se convierte en un baile de teatralizada pasión universal. Ejerce su poder simbólico independiente del país o de la lengua, se adentra en las entrañas de algunos seres y los conquista. “El destino se complace en repetir las formas y lo que pasó una vez pasa muchas”. La revitalización del tango llegará, con Piazzolla se hace contemporáneo. Y siguen surgiendo nuevos intérpretes que lo renuevan reinventándolo. La hibridación de géneros es posible, es arriesgado, pero un trabajo honesto puede abrir otros caminos. Su estética visual también cambia, la atracción se sigue produciendo y las maneras de representación del tango se multiplican y se vuelven diversas.
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¿Qué te ha llamado más la atención mientras estabas observando a las parejas bailar?
“Hay que saber mover los pies…”
“Me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar…”
(Rayuela – Julio Cortázar)
El grupo Gotan Project grabó el disco “Tango 3.0” en 2010. En uno de los temas, Julio Cortázar recita un pasaje de «Rayuela». Hay que saber mover los pies para jugar a la rayuela y también para bailar tango. Descubrí, al revisar las fotografías, que había tomado muchas de los pies .Y el otro punto de atención-atracción habían sido los rostros, los ojos cerrados, a veces incluyendo en un plano medio, las manos y el corazón que no se ve, pero se intuye. Entonces encuentro estas palabras de Rayuela en el tango de Gotan Project. Sabes, yo nunca bailé tango, aunque algunas veces lo escucho. Entonces la cámara surge intermediaria-mágica entre mi mirada y mis emociones al contemplar el desarrollo del baile de las parejas y al oír la música. El origen de la emoción es profundo. Dicen los bailarines de tango que cada uno debe escuchar al cuerpo del otro. Dónde mirar. En qué fijarse. Cómo sentir la trayectoria de los pies de tango. De los cortes, quebradas y firuletes. De los brazos-abrazo, mano sobre la espalda detrás del corazón, cuerpos dóciles, flexibles o en aparente huida, buscándose en un acercarse y pegarse los cuerpos y después, alejarse y volver (al primer amor…al país de origen…) con los ojos cerrados, soñando o recordando tal vez, escapando tal vez. Guardando un secreto. Con los ojos cerrados la música se escucha mejor. Si existe la música el mundo puede o no existir. Las fotografías rozan levemente las sensaciones producidas en el oído y al observar el desarrollo de los movimientos. La naturaleza estática de la fotografía sólo puede aspirar, torpemente, a parar un instante del tiempo, de la vida. La naturaleza temporal del tango, le separa radicalmente de la imagen fotográfica. ¿Existe la posibilidad de que la persona que baila tango pueda ser capaz de descifrar el secreto, desenredar la imagen fotográfica y recuperar de alguna manera las sensaciones de su propio baile? Me fascinan el color en movimiento, las líneas inclinadas, las diagonales, la espiral del tiempo. Me fascina el gesto de los rostros pegados, el gesto de los cuerpos y el gesto de los pies, que parecen en sus posiciones, poder hablar, pero su lenguaje cifrado, esconde un secreto sólo desvelado a los que bailan. Bailan dos hombres. Borges nos dice “en las esquinas lo bailaban los hombres, porque las mujeres del pueblo no querían participar en un baile de perdularias … la índole sexual de tango fue advertida por muchos, no así la índole pendenciera … las dos son modos o manifestaciones de un mismo impulso”. Las calles de Burgos se llenaron de Buenos Aires. Diálogos entre los pies, pies que hablan. El sonido que se mueve. El sueño perseguido, escondido o el sueño perdido en el lamento de la música. El tiempo que pasa.